martes, 20 de enero de 2009

Un obrero de la escritura



En la época en que colaboraba con la revista Fierro, primera época, cuando el director era un peludo de cabellos muy oscuros llamado Juan Sasturain, tenía esta tarjeta.

Cada vez que me veía Juan la recordaba (aún la recuerda, en el siglo XXI) ¡Vos sí que sos un obrero de la escritura!, me decía.
Y sí. Todo eso que dice ahí hice en mi vida. Todo.



La Literatura Verboicónica

o, como le digo entrecasa
LIVICS
O sea, Historieta, Comics, Bande desinée, Fumetti, Cuadrinhos, Pepines, Manga, Tebeos... ¿queda algún otro nombre indigno?
No importa. Para mí es un GÉNERO LITERARIO, así como considero al cine un GÉNERO LITERARIO. Bueno, hay quien dice que son MEDIOS. Sí, lo son. Medios que cuentan historias. SI algo cuenta historias, ¿en qué rama del saber lo metemos? Para mí, en la Literatura. Abajo hay un lugar para esta discusión bastante estéril, más o menos como el sexo de los ángeles.
Salvo que la historieta EXISTE. Y es un género maravilloso. Al que poco apoco se le van descubriendo sus inmensas posibilidades. Internet nos permite conocer lo que se hace en Europa, y a veces en Estados Unidos y otros lugares. Es hermoso. Conmovedor. Lástima que mi país, Argentina, que contribuyó tanto pero tanto al desarrollo de este género permanezca ahora al margen, alimentando la industria externa, convertido en una exportación más, como trigo o soja. Exportación que, claro, los argentinos no pueden disfrutar.

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