sábado, 6 de septiembre de 2014

C754 1CxD02-128



C754 1CxD02-128 (6 de septiembre de 2014)

La vez que había

© Jorge Claudio Morhain

– Había una vez…
Había una vez un hombre, joven aún, padre dos veces, una suya y una ajena, embarcado en un préstamo para construir su casa, que se quedó sin trabajo. Y que no puede…
– ¡Papáaaa!
– ¿Juancito?
– ¿Te estás durmiendo? ¡El cuento!
– Había una vez, en un lugar muy, muy lejano…
El padre de Juancito… ¿no sería Darth Vader? En cierta forma, era un personaje tan siniestro y oscuro como el encapuchado. Una especie del patrón del barrio, pero malo. ¿Por qué tuvo que echarle el ojo a mi mujer, ese…?
– Pa…PÁ – Juancito intentó asustar al padre, pero el padre le pegó en la cabeza con el libro.
– En un lugar muy lejano había una princesa solitaria, que suspiraba por la llegada del Príncipe Azul. Su padre le había prometido que, al llegar a la edad casadera, iba a traerle a un Príncipe Azul para…
– ¿Qué quiere decir “casadera”?
– Que se ha vuelto una chica grande, y que tiene ganas de casarse con alguien…
– ¡Como mamá!
– Co… como mamá, Juancito. Ahora dormite.
– ¡Pero si recién empieza el cuento!
– El padre no sabía que la princesa ya se había conseguido un príncipe azul, o negro, pero cuando llegó su Príncipe Azul Segundo, que era el oficial, tuvo que hacerle caso al padre.  Y la madre se fue nomás con él. Y fueron felices. O más o menos felices. Pero resulta que el Príncipe Azul Primero (o Negro) un día vino a buscarla.  Y la princesa se fue con él. Y le dejó al Príncipe Azul segundo a sus dos hijos, uno, Juancito, cuyo padre era el Príncipe Azul Primero (o Negro), y también a la otra, Rosita… que la princesa había tenido con el Príncipe Azul Segundo. Y entonces la madre consiguió que Darth Vader le pagara el préstamo que había pedido el Segundo para hacerse la casa, de modo que ahora la casa era de Darth Vader. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Sí. Se ha acabado. Si Juancito se durmió, bien. Y si no…
Juancito se durmió. Como un ángel.
Y el Príncipe Azul Segundo se quedó pensando. Pensando cómo hubiese seguido el cuento. ¿Príncipe Azul Segundo mataría a Darth Vader y se llevaría la princesa en ancas de su caballo? ¿O juntaría a sus dos hijos, o a su hija y al hijo del otro y se iría donde el Diablo perdió el poncho, para olvidarse de todo y de todos?
¿O seguiría leyendo cada noche un cuento a Juancito y un cuento a Rosita, y se dedicaría todo el tiempo que estaban en la escuela a buscar trabajo, aunque fuera una changa?
Se llevó el libro a su propia cama. Quizás, si hacía un esfuerzo para leerlo, él mismo pudiese dormir. Al menos hoy.


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