1CxD02-014 (2 de mayo de 2014)
EL AMANECER EN LA TORRE
© Jorge Claudio Morhain
El aire de la mañana estaba fresco, y
la brisa del mar reconfortaba. Desde aquella torre se veía el mar.
Se veía un punto único por donde los barcos podían ingresar a la
bahía y al puerto. Era la única torre que dominaba ese punto
estratégico, y había costado años de sacrificio levantarla.
Así que, desde ella, divisé antes que
nadie la flota pirata.
Bajé las escaleras todo lo rápido que
podía, corrí por el camino del borde del acantilado, bajé hasta la
ciudad, crucé las calles dormidas, y llegué a los portones.
Abrí los portones, justo cuando los
piratas desembarcaban.
Sonreí.
Los piratas eran más fieros de lo que
pensaba, gritando y blandiendo sables y mosquetes,que ya habían
empezado a disparar.
Sonreí.
Acababa de cometer la primera traición
de mi vida.
Y la última.
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